¿Qué está ocurriendo en el sector cítrico?

Desmoralización, inmovilismo, hartazgo… ¿o todo en un mismo paquete?

Decir a estas alturas que el sector cítrico es un sector en permanente convulsión no es descubrir la pólvora, y desgraciadamente esta es una situación que se arrastra desde hace demasiado tiempo. Según todas las informaciones, sensaciones, y comprobaciones, esta campaña 2023-2024, va a tener una segunda parte muy mala, cuando no desastrosa.

Parece claro que hay que resolver el problema, y hacerlo sin demora, y en este punto quiero expresar mi pesimismo, desde el punto de vista de quien no tiene campos, ni almacenes, pero conoce sobradamente el sector por haber trabajado en prácticamente todos sus subsectores; desde el campo hasta la digitalización, pasando por los tratamientos, el transporte, los almacenes, la consultoría, las ayudas públicas, y las plataformas de gestión. Precisamente este conocimiento es el que me hace ver el sector con pesimismo.

Dejando de lado el sector propiamente dicho, y llevándolo al contexto empresarial, puesto que todas las empresas del sector deben actuar como tales si quieren continuar en el mercado, hay algo que parece obvio y que, por desgracia, parece que no lo es tanto, y es que para afrontar con éxito un problema lo mas importante es conocerlo, y hacerlo en profundidad. Si no sabemos cual es el problema real, nos podemos quedar en las hojas o las ramas, y no ir a la raíz del mismo, con lo que las soluciones que pensemos implantar serán erróneas, puesto que no irán dirigidas al problema real.

Pero, ¿cuál es el problema real del sector citrícola?, quizás sean todas esas cosas de las que todos se quejan, cada uno en lo que considera que le afecta, a saber: las legislaciones, los precios, los costes, los tratamientos, los «lobbies», el tamaño empresarial, la competencia de países terceros, el clima, los seguros.., añada cada uno lo que crea que falta. Parece evidente que no existe un solo problema que resolver, ¿o quizás si?. Posiblemente, para conocer el problema real, el problema «de fondo», haya que abrir la mente. Quizás haya que dejar de pensar en el producto, el precio, la promoción y la distribución, por separado, y afrontar este pensamiento en el todo que implica trabajar en el aspecto del marketing, que agrupa a todos los anteriores, y permite una visión global, y no solo desde una parte.

Vemos, dentro del propio sector, diferentes actuaciones, conceptos o entidades que, en general trabajan de una forma inconexa y que, al parecer, no acaban de encontrar la solución. Así tenemos, asociaciones de agricultores, varias por cada Comunidad, cooperativas independientes, transformadores privados, comités de gestión, comités de exportación, consejos reguladores de denominaciones de origen, y algunos otros más, pero todos ellos «haciendo la guerra por su parte». No conozco ninguna asociación, grupo, entidad ó Administración, que tenga una planificación clara para el desarrollo del sector, desde un punto de vista empresarial conjunto, de marketing con todas las letras, (supongo que todo el mundo sabe que el marketing no es solo la publicidad), y que además apunte hacia el principal objetivo de consecución en todas las empresas «EL CLIENTE»- «EL CONSUMIDOR».

En los últimos tiempos, vemos que existen empresas, y cada día serán mas, que han realizado fusiones, o en los que han entrado fondos de inversión, para formar grupos más o menos grandes, que les permitan llegar de una manera clara al consumidor. Al ganar dimensión disponen de mayores recursos para el estudio y adaptación de sus planes, con los que conseguir los objetivos empresariales. En el caso de las cooperativas, esta actuación, y su resultado ganador, es el llevado a cabo por ANECOOP, aglutinando a muchas cooperativas que, por si solas, no podrían acceder al mercado en la forma en que lo hacen de manera conjunta. Otro ejemplo podría ser el de AILIMPO; me consta que están trabajando desde hace tiempo en este sentido, con estrategias claras y planes que se ejecutan.

Claro que hablamos de empresas relativamente grandes, que se unen entre ellas para ser más grandes, pero ¿que pasa con las medianas y pequeñas?. Aquí es donde aparece mi pesimismo. Por lo que conozco de estas empresas medianas y pequeñas, en gran medida, están sufriendo todas las consecuencias de luchar en un mercado «gigante» con un peso específico «enano», y lo que es peor, muchos de ellos se quejan, pero no actúan en consecuencia y, desgraciadamente, están a merced del entorno y esperan a que sean otros los que les solucionen el problema.

Nos encontramos ante una oportunidad única, que posiblemente no se vuelva a dar, y esta es la llegada de fondos europeos destinados a la recuperación industrial de los diferentes sectores del país. Estos fondos deben servir, sin duda, a conseguir esa financiación necesaria, pero también a la agrupación entre empresas, y a ser posible de todo el sector, ya que sin la unión no obtendremos la fuerza. Sin un esfuerzo global, sin unas estrategias claras y ganadoras, donde los competidores externos sean los que debemos derrotar, y los competidores internos pasen a ser «co-opetidores», nunca podremos solucionar el problema. Y no es necesario que en la unión vaya incluida la amistad personal (que, si se da, mejor), pero si el objetivo común de situar al mercado hortofrutícola español donde se merece, por tradición, por calidad, y por el peso específico de nuestro país en el mundo. Hagamos que dos más dos sean más de cuatro, el sector hortofrutícola, y la Comunitat Valenciana, ha dado siempre muestras de saber hacer las cosas bien… cuando quiere.

José Antonio Navarro Borcha es director del Clúster de Innovación Agroalimentaria de la Comunitat Valenciana.
Es fundador de la empresa N&N Consultores, socio tractor del Clúster – y tu empresa también puede unirse haciendo click aquí.

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